El presente artículo, nos adentra dentro del paradigma que se está encontrando la Unión Europea frente a las cuestiones energéticas que en esta época nos acechan, se sabe que se necesita un cambio de paradigma, pero se avanza muy lentamente hacia él, tan lentamente que la UE podría dejar de ser referente en lo que a innovación y a eficiencia se refiere.
El articulo desde una posición un tanto apocalíptica nos afronta el problema europeo de acuerdo con el nuevo escenario energético mundial, donde los consumos son cada vez más altos y las extracciones cada vez más bajas y caras, por lo que es necesario una nueva revolución industrial, para lo que se necesitará, si cabe, una nueva legislación energética, en suma más restrictiva y vinculante, aparte de más transparente. Para esto, como hemos dicho antes, proponen una legislación en definitiva más ambiciosa en temas de eficiencia energética y de energías mas sostenibles, para la consecución de un sistema integrado de suministros de energía, pero ya se sabe: del dicho al hecho…no solo hay un trecho , si no que se está jugando a ser dioses, ya que pretendemos almacenar co2, bajo la tierra como si fuese tan fácil y barato.
¿No se está perdiendo la cordura en cuanto a los métodos?, ¿no es más útil crear una sociedad concienciada y eficientemente energética?. Parece que para la UE no, ya que sin embargo, no se aleja del típico discurso donde las energías tanto fósiles como nucleares, son la única solución al problema, y no solo esto , si no que insta el “dumping” medio ambiental para acabar con la dependencia exterior energética, ¿ no es más de lo mismo? También proponen la creación de líderes industriales verdes del sector, ¿no es el mismo discurso capitalista un poco escondido o maquillado?
Propone además aumentar la financiación en I+D+I, lo cual creo consecuente con su discurso, pues la necesidad actual es mejorar la eficiencia, de eso no cabe duda, cuando la mayor parte de los prejuicios que estas energías reciben se centran en la falta de ventaja competitiva de estos recursos, frente a su antítesis, el petróleo.
En mi opinión, es necesario entonces un nuevo paradigma, ahora sí, para la eficiencia energética, así como para le eficiencia mental, donde no se gaste energía en alternativas poco razonables o muy costosas, debemos aprender a sacar eficiencia de nuestra propia lógica en pro de conseguir un consumo menor y mas ajustado a nuestras necesidades, las cuales son sin duda desmesuradas.
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